Sunday, February 23, 2014

¿Y allí quedó la traición?

Es a nosotros a quienes deben hablar los líderes de esta gesta o convergencia por la libertad

Por: CARLOS OGANDO | Presidente Región Manhattan Norte, Ex-presidente de la JRD, PRD de Nueva York.

Lo sucedido ha sido bueno para la causa de la mayoría que ganamos una convención y una elección el 20-M, y un gigantesco fraude, favoreció al partido de gobierno, organizados por Leonel Fernández, por la JCE, con Miguel Vargas presidente ilegítimo del PRD, la (FUNGLODE) ONG propiedad del líder del PLD y funcionarios del PLD que hoy son gobierno 

Hipólito Mejía el líder que señaló el camino. Y las ordalías sufridas por nuestros compañeros dirigentes nacionales los ha crecido en legitimidad: Son líderes de nuestra causa. Héroes por la democracia. Y lo más espectacular es que han luchado como Gandhi, dispuestos a recibir golpes sin devolverlos; elevando la integridad moral como escudo. Con humor y alegría, medios pacíficos por excelencia ante la estupidez de la fuerza bruta. Les negaron la palabra, ellos regresaron pitos y cornetas. Les tiraron puños, ellos sacaron una pancarta blanca.

¿Y allí quedó todo? Las impugnaciones pendientes, postergadas a tiempo indefinido. Perdido el único partido de oposición mayoritaro que nos quedaba, su presidente ilegítimo sentado también a la mesa de negociación de la corporación peledeísta. La llaman etapa de transición, disciplina en el partido revolucionario dominicano. Miguel Vargas (el moraito) que sin carismas, ha impuesto una dirigencia unipersonal a nombre de la disciplina, el orden y la obediencia ciega a su persona, deja muy mal parado a un partido, que si bien tiene un liderazgo amado. ¿Transición y diciplina hacia qué fase?. Los que ocupan la Casa Nacional del PRD con la fuerza del gobierno, Restañaron heridas y volvieron a la carga, a negociar el regreso del despota corrupto Leonel Fernández.

¿Y nosotros? ¿Volvemos a nuestros trabajos con la energía que da la visión de futuro? Los políticos viven un tiempo psíquico distinto al de la ciudadanía. La política es transacción: el político promete un bien y nosotros le damos el valor de la autoridad. Y es también lucha entre quienes compiten por el poder.

Mas los ciudadanos participamos de esa lucha sólo simbólicamente; pues el valor resultado, el poder, sólo lo obtienen los contendientes, lo cual produce alguna hormona o proteína que les permite volver al ring con facilidad, cuando los ciudadanos ya se dispersaron a las tabernas.

Ese vacío de la representación sólo es superable dentro de un esquema de liderazgo trascendental. La relación importante no es entre los contendientes, sino entre representantes y representados. La verdad del fraude no proviene del reconocimiento de un gobierno espurio, sino de la mayoría que ahora tiene consciencia de sí. Es a nosotros a quienes deben hablar los líderes de esta gesta o convergencia por la libertad. Dibujen el futuro y digan las tareas para llegar a él.

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