...apenas como un latido común que si es acallado acá aparecerá más allá
Por: CARLOS OGANDO | Presidente Región Manhattan Norte, Ex-presidente de la JRD, PRD de Nueva York.
La verdad política
es que un país sin seguridad bajo el control de los que mandan, corrupto y
arbitrarios; no los saca las acciones pacíficas de grupos políticos democráticos
desunidos; menos aún con política de hacer negocio arriba y abajo. La verdad
política, descarnada, es que a tales gobiernos sólo los sacan el pueblo en la
calle, las armas y el capital. La unidad hasta en el silencio vale mucho, y mas
en un coro y mas en una marcha.
Es necesario,
vital, el pueblo en la calle; el ciudadano indignado; las fuerzas democráticas
actuando sin cesar reclamando democracia, exigiendo respeto por nuestros
derechos humanos, manteniendo viva la llama por la libertad de vivir
honradamente. A medida que crezcan la indignación ciudadana y el clamor
democrático el ambiente se volverá inseguro para el capital y el gusanillo de
la responsabilidad patriótica asomará incluso entre los militares venales. El
ciudadano es el espejo de los factores políticos; no tiene fuerza subversiva,
no es acorazado ante la fuerza represiva, y lamentablemente cae indefenso ante
ella, pero dice a las armas y al capital lo que suelen olvidar: las razones de
la justicia y los derechos humanos.
La protesta hoy es importante justamente porque es silvestre. No hay complot, no hay plan premeditado, no hay orden dada por un líder, un partido o una mesa de unidad. Lo que hay es indignación. Es bueno incluso que haya desunión en la oposición; que haya diferentes opiniones sobre tácticas o estrategias de resistencia; que haya, en fin, diversidad democrática.
Hemos pasado muchas etapas en esta resistencia y cada una, a pesar de las derrotas, ha sido buena y necesaria para mantener vivo el espíritu libertario de los dominicanos. Hoy la protesta vuelve al ciudadano sin orientación, sin control, apenas como un latido común que si es acallado acá aparecerá más allá; como el rumor de la hierba movida por la brisa, no necesita televisión, radio ni prensa. Hasta que los militares recobren la razón nacionalista y se nieguen a obedecer a las corporación corruptas peledeistas; hasta que los capitales re-dirijan sus flujos hacia aquellos que realmente los usen para construir prosperidad.
La protesta hoy es importante justamente porque es silvestre. No hay complot, no hay plan premeditado, no hay orden dada por un líder, un partido o una mesa de unidad. Lo que hay es indignación. Es bueno incluso que haya desunión en la oposición; que haya diferentes opiniones sobre tácticas o estrategias de resistencia; que haya, en fin, diversidad democrática.
Hemos pasado muchas etapas en esta resistencia y cada una, a pesar de las derrotas, ha sido buena y necesaria para mantener vivo el espíritu libertario de los dominicanos. Hoy la protesta vuelve al ciudadano sin orientación, sin control, apenas como un latido común que si es acallado acá aparecerá más allá; como el rumor de la hierba movida por la brisa, no necesita televisión, radio ni prensa. Hasta que los militares recobren la razón nacionalista y se nieguen a obedecer a las corporación corruptas peledeistas; hasta que los capitales re-dirijan sus flujos hacia aquellos que realmente los usen para construir prosperidad.
¡Indignémonos! Es
justo y necesario discutir el futuro político de la Coalición con miras a crear
un Frente de Organizaciones Opositoras que enfrentara exitosamente las políticas
gubernamentales y crear las bases para un trabajo unitario que ponga fin al
dominio político de las huestes peledeístas.
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