Sunday, January 26, 2014

El silencio

¿Qué pasaría si de repente no fueran noticia? ¿Si nadie les parara?

Por: CARLOS OGANDO | Presidente Región Manhattan Norte, Ex-presidente de la JRD, PRD de Nueva York.

Provoca hacer silencio, no ver, oír ni hablar. Ponerse las manos en los ojos, oídos y boca, como los monos sabios del santuario de Toshogu, Japón.

No ver la perversidad de un gobierno que monta especie de pirámides con préstamos sin garantia, sin cumplir con las normas prudenciales y sin explicar para qué eran los dichosos préstamos por el Banco de Reservas a distintos empresarios de la construcción que luego resultaran ser narcotraficantes internacionales como Arturo del Tiempo Marques, y al presidente ilegítimo del PRD Miguel Vargas (el moraito) para los cuales Banreservas imprime dinero inorgánico que avienta la inflación que después quieren controlar con impuestos a todos; y aliviar con subsidios para reproducir indigentes. No oír las mentiras que cuentan la bocina del Gobierno. Cesar de tratar de explicar con palabras lo que resulta irracional y un suicidio colectivo.

Una interpretación tradicional de los monos sabios los entiende como advertencia moral: no ver, escuchar ni decir el mal. Pero otra interpretación más popular es la conveniencia de rendirse a un sistema opresivo: no ver la injusticia, oír las mentiras ni expresar opinión ni rabia.

Debían poner a los monos sabios en el pabellón del Partido de la Liberación Dominicana, debajo de las estrellas; atrapados por la unión de complicidades estelares a no ver, oír ni hablar. Y el silencio de los sepulcros que tanto gusta a los opresores volvería a reinar sobre esta tierra.

A menos que seamos selectivos e inteligentes en la dosificación de tal abstención de los sentidos. Es muy saludable no ver al despota, ni oír sus cadenas televisivas, ni oír sus bocinas en el periodico. Se ahorra uno muchas calenturas. Boicotea las cadenas. Y convendría incluso callar para no dar excusa para reprimir; para no revelar la estrategia de oposición; para no cansar con análisis que parecen no influir en la inercia del mal desatado. Sí, la sabia conseja de Toshogu podría ser una estrategia de lucha en lugar de una rendición.

¿Qué pasaría si de repente Leonel, Danilo y Miguel no fueran noticia? ¿Si nadie les parara? ¿Si todos hiciéramos un voto de silencio tan abismal como el hueco que ellos cavan? No el silencio frío de los individuos dispersándose en sumisión voluntaria para sobrevivir, sino el silencio activo, concertado, el mismo día a la misma hora, como acción de lucha y reacción racional ante la irracional sistematización del mal, la corrupción, la impunidad  y la estupidez.


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