La mentira del presidente del PRD.
Por: Carlos Ogando | Presidente de la Región Manhattan Norte. Ex-Presidente JRD, PRD Nueva York
¿Cuál es el colmo de
un golpista? Cuando anuncia como piensa robar convención PRD protegidos por la
Policia Nacional. Es la institucionalidad de Miguel Vargas (el moraito),
parecida a Trujillo.
¿Cuál es el colmo de
un demócrata? Cuando se sienta a dialogar y a convencional con autócratas
sordos. ¿Cuál es el colmo de un Gobierno? Cuando produce el mayor estado de
malestar posible para la colectividad y para los partidos de oposición.
Estamos colmados de situaciones absurdas en la dirección del PRD, tan extremas que rayan en el ridículo; tan innecesarias que hacen enmudecer de perplejidad. La inversión de los valores, y su reinversión constante, produce absoluto desconcierto en la base perredeístas. ¿Qué es verdad? ¿Qué es mentira? ¿Qué es bueno? ¿Qué es malo?
Cuando la expulsión y la traición son mecanismos normales, habituales; se premia a los dirigentes que los ejecutaron; o el discurso del presidente del partido los justifica, se da el siguiente diálogo entre los perplejos:
-¿Viste qué horror lo de Mariñe? ¡Pobres perredeítas! Heridos y presos por querer votar en su convención.
A lo que el presidente del PRD espera que otra doña perrede¡sta en el mercado conteste:
-Ellos se lo buscaron. Fíjate que son terroristas, asaltaron la Casa Nacional del PRD....
-Esa Casa no la asaltaron los perredeístas mayoritario sino unos encapuchados de Miguel Vargas, al que solo le interesa el fracionamiento del PRD y ayudar así el retorno del expresidente Leonel Fernández, con quien esta atado por prestamos no pagadero.
Estamos colmados de situaciones absurdas en la dirección del PRD, tan extremas que rayan en el ridículo; tan innecesarias que hacen enmudecer de perplejidad. La inversión de los valores, y su reinversión constante, produce absoluto desconcierto en la base perredeístas. ¿Qué es verdad? ¿Qué es mentira? ¿Qué es bueno? ¿Qué es malo?
Cuando la expulsión y la traición son mecanismos normales, habituales; se premia a los dirigentes que los ejecutaron; o el discurso del presidente del partido los justifica, se da el siguiente diálogo entre los perplejos:
-¿Viste qué horror lo de Mariñe? ¡Pobres perredeítas! Heridos y presos por querer votar en su convención.
A lo que el presidente del PRD espera que otra doña perrede¡sta en el mercado conteste:
-Ellos se lo buscaron. Fíjate que son terroristas, asaltaron la Casa Nacional del PRD....
-Esa Casa no la asaltaron los perredeístas mayoritario sino unos encapuchados de Miguel Vargas, al que solo le interesa el fracionamiento del PRD y ayudar así el retorno del expresidente Leonel Fernández, con quien esta atado por prestamos no pagadero.
Claro que estamos
hundidos en la duda moral. La mentira sistemática no tiene lógica ni
explicación, Miguel ejerce un dominio despótico que habla solo y constante, no
oye y ha hecho enmudecer todas las demás voces con la ayuda de todo el poder de
un Gobierno contrario a su partido.
Mas quien crea en el PRD marasmos semánticos y valorativos peligra ahogarse en ellos, pues olvida las promesas y vive de ficciones... hasta que lo engulle el barro.
Mientras, las verdades de otros surgen allende, silvestres, espontáneas, incontrolables. Madres, maestros, vecinos, estudiantes, motorizados, policías, militares, proveedores y consumidores; todos perredeístas; todos a una, sin querer queriendo, todos terminamos voceando la verdad: la mentira del presidente del PRD.
Mas quien crea en el PRD marasmos semánticos y valorativos peligra ahogarse en ellos, pues olvida las promesas y vive de ficciones... hasta que lo engulle el barro.
Mientras, las verdades de otros surgen allende, silvestres, espontáneas, incontrolables. Madres, maestros, vecinos, estudiantes, motorizados, policías, militares, proveedores y consumidores; todos perredeístas; todos a una, sin querer queriendo, todos terminamos voceando la verdad: la mentira del presidente del PRD.
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