Sunday, June 22, 2014

El sordo

Solo escucha los cantos de sirena de Leonel, Danilo y del siniestro Roberto Rosario...

Por: Carlos Ogando | Presidente de la Región ManhattanNorte. Ex-Presidente JRD, PRD Nueva York 

Las sociedades distópicas son sociedades no idealizadas; el mal triunfa sobre el bien, o el bien es tan subjetivo, que inclusive un país se condena a la anarquía, al clientelismo por un sistema cuya obsesión por este "bien" no mide las consecuencias que traen sus creencias. 

En el PRD reducido ahora a la tercera parte de su habitual, enorme membresía, el dinero y el poder son bien preciado. Para los miguelistas el fin justifica los medios y si es necesario traicionar a alguien que atente contra su ideología no les temblará el pulso. 

El moraito de Miguel Vargas esta de siquiatra. Solo un loco puede decir que tiene mayoría y razón y que se niegue a realizar una Convención Democrática dirigida por una Comisión Representativa del PRD. Éste deberá conformarse con las dádivas del gobierno para poder subsistir. Por eso, la seguridad ha aumentado al rededor de la Casa Nacional como si fuera una guerra.

Su ineficacia dirigencial solo sirve para conseguir un puesto en las colas por la ausencia de liderazgo y servicios.

Entre las obras cinematográficas sobre sociedades distópicas, la película del director Stanley Kubrick: La Naranja Mecánica, ilustra con singular maestría cómo el mal brota temporalmente de la mente del joven Alex, tirano de una pandilla de malhechores, luego de habérsele aplicado el condicionante tratamiento Ludovico. A partir de ahí todo en la película cambia. Como en el PRDReducido los miguelistas se convierten en peledeístas y viceversa.

El maestro Beethoven, cuya música a pesar de su sordera, inspira en Alex sus deseos más destructivos, se convierte en su peor enemigo anulándolo como persona.

Algo así pareciese sucederle al tronante que ocupa la Casa Nacional del PRD, mientras solo escucha los cantos de sirena de Leonel, Danilo y del siniestro  Roberto Rosario engendrando una sociedad distópica peor que la Pelede
ísta. 

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