Por: CARLOS OGANDO | Presidente Región Manhattan Norte, Ex-presidente de la JRD, PRD de Nueva York.
El Ex-Presidente Leonel Fernández ausente, cuando vuelve de su viaje por un rato, aparece cual Mefistófeles regresando a cobrar las almas vendidas.
¿Mientras tanto? Sus acólitos agotan el tesoro público otorgando regalos del Estado para intentar cobrar más almas entre los pobres y con divisas las de los ricos.
¿Mientras tanto? Sus acólitos agotan el tesoro público otorgando regalos del Estado para intentar cobrar más almas entre los pobres y con divisas las de los ricos.
¿Mientras tanto? La República se desintegra en facciones internas y motivos mezquinos, pillando el producto de todos; bandoleros arrasando los caminos. ¿Qué diferencia hay con el terrible año de 2010 y 2012?, ninguna. La paradoja de la dictadura popular, con su lema de combatir la pobreza, que se autodenomina dictadura boschista-peledeista: No es una lucha por la libertad y la pobreza sino por la sumisión y la entrega a poderes y mercenarios de otro partido y extranjeros; es una guerra contra la propia República.
En medio de una guerra interna absurda, el país pretende sobrevivir. Las empresas liquidan sus haberes e intentan transformarse bajo los ropajes de la nueva realidad dictadura boschista-peledeista; los comerciantes realizan anticipadamente la devaluación que esperan para el próximo año y temen los arrasará; los ciudadanos se deprimen y ceden al arbitrio de facciones manejadas desde el partido del pld donde espera negocia el déspota que ha vendido la patria a otros poderes y mercenarios.
Todos nos preparamos para otro año terrible, provocado por simple voluntad del mal por el mal mismo. ¿Qué ganan con tanta destrucción? El poder, sin duda, pero ¿de qué les valdrá el poder en un país asolado por su codicia y ambición?
Nos queda lo de siempre: reponernos, reagruparnos alrededor del líder Hipólito Mejía y de los líderes regionales que podrían sacarnos del año dieciséis y diecisiete hacia la nueva República. Sólo tienen futuro las revoluciones por la libertad y las derrotas son oportunidades sólo cuando hay voluntad de victoria y se mantiene el esfuerzo tras la liberación. Podemos abandonar, irnos, someternos; pero también podemos emprender una nueva campaña admirable por la libertad. Es la decisión histórica que convierte a los ciudadanos en héroes. Difícil pero posible