Sunday, December 15, 2013

El corrupto perfecto

Lo que condenamos no es la corrupción sino la que no nos beneficia personalmente

Por: CARLOS OGANDO | Presidente Región Manhattan Norte, Ex-presidente de la JRD, PRD de Nueva York.

Nada mejor que meter la mano izquierda en el Banco Central y levantar el puño derecho para convocar al poder moral o introducir la mano derecha en las arcas de la nación y blandir la izquierda en un discurso en contra de la corrupción.

El peculado sirve para todo. No sólo da frutos económicos, más a los que lo practican en nombre del poder popular, sino que es el vehículo por excelencia para ganar prestigio y majestad.


Basta ser ducho en el arte del disimulo. Leonel Fernández es, en ese sentido, el corrupto perfecto. Para no caer en problemas de definición (¿qué es, a fin de cuentas, la corrupción?) eliminó, simplemente, la distinción entre lo público y lo privado y como emanación del pueblo soberano hizo suyo todo lo que antes era de la nación. Pocos, en tiempos modernos se han atrevido hacer lo que Leonel Fernandez y ahora Danilo Medina lograron con tanta facilidad: dividir los ingresos de la República en dos, distribuir la menor parte por la vía del presupuesto nacional y manejar el resto como cuenta personal.

La conocida frase "no me des pero ponme donde haya" dice mucho más de las actitudes de los dominicanos frente al peculado, que el discurso moralizante actual. 


La corrupción administrativa de los gobiernos del pld es uno de los principales medios de reparto del presupuesto nacional aceptado y refrendado por el pueblo. Lo que condenamos no es la corrupción sino la corrupción que no nos beneficia personalmente. Ese es nuestro verdadero problema moral.

Ahora bien, en épocas de crisis, la corrupción beneficia a menos personas, las cuales culpan de sus problemas a la corrupción de los otros ("a mí no me llega porque se lo llevan otros"). Esa es una de las razones por las que el partido de gobierno hace tanto ruido con una supuesta cruzada contra la corrupción: se está adelantando a los hechos.


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