La
democracia en República Dominicana se encuentra en el descrédito social por los
resultados, por las condiciones en las que opera y es manejada por los Gobiernos
del PLD. “Quieren ser reconocidos con bombos, platillos, cámaras,
entrevistas y rescatar la popularidad a costa de una víctima inocente el pueblo”. Son ciudadanos que plantean su vida pública solo sobre la defensa de sus
derechos y con muy poco compromiso para con sus obligaciones.
Nunca tanto como ahora, la
economía dominicana había mostrado tan fuertes signos de una
sociedad sumida en las crisis, donde los gobiernos del pld e instituciones no
aportan las soluciones de un conjunto social que registra la insatisfacción
sobre un régimen que no ha brindado los resultados esperados.
La pobreza
y la desigualdad, la inseguridad, la delincuencia y la corrupción son elementos
que respaldan una insatisfacción ciudadana que se hace más presente; este
fenómeno de descrédito democrático no es privativo de Dominicana, pero si
presenta niveles superiores al resto de Latinoamérica, paradójicamente en un
momento histórico en que Latinoamérica nunca había sido tan rica pero tampoco tan
desigual.
Este modelo fallido no genera empleos suficientes y mantiene los salarios tan deprimidos que la
población cruje ante condiciones de vida inhumanas. En adición, opera sin
transparencia, y por tanto, sin sanción a los actos fraudulentos y la corrupción
administrativa, que el presidente Danilo Medina no toca ni con el pétalo de una
flor, obedeciendo a su pacto político con el ex presidente corrupto Leonel
Fernández.
Solo los
de la cupula del pld apoya a esta democracia que no presenta buenas cuentas,
donde las debilidades institucionales se reflejan en la magnitud de los
problemas diarios, favoreciendo la descalificación de amplios sectores hacia un
ideario democrático que no se concreta, y que apesta a autoritarismo.
Una
democracia dominicana que en su debacle ha arrastrado en su descalificación a tres
elementos sustantivos que dan razón al concepto mismo de la democracia como lo
son los partidos, el poder legislativo y el poder judicial.
Democracia
de simulaciones, de apariencias de sus clases políticas, que demuestra
palpablemente su nivel de fracaso, no ha desmontado la
impunidad judicial creada por Leonel Fernández, Los crímenes siguen
aterrorizando el país, en la administración pública se roban igual que antes, se
aumentan los altos salarios y los sueldos de miseria se mantienen intactos, el
hambre azota más que antes a los pobres; esto es una
bofetada a los discursos complacientes que profundizan la caída de las
oportunidades de millones.
A la par
de ello, el abandono de los mecanismos convencionales de participación social,
como son los partidos políticos, que aparecen como los peor calificados y con
la más baja credibilidad para ser correas de transmisión de las demandas
sociales, el acuartelamiento del PRD a fin de que
no haga oposición, el apoyo siempre presente de MVM a los actos de gobierno del
PLD y la falta de representación en el Senado del principal
partido de oposicón ayudan a que en Dominicana se desarroye una democracia de
saqueo, más aun “ El firmar una petición, asistir a manifestaciones o trabajar
para un partido son actividades que cerca del 85% de la población no hace.”
A contramano
las formas de manifestación se encuentran fuera de los cauces llamados
convencionales o autorizados, la ola de protestas está fuera de esos cauces que
poco representan ya para amplios sectores. La propensión tan alta a la protesta
se ubica en referencia a los temas que les atañen; la disposición a la protesta
está por arriba de la media, más de 5 de cada 10 estaría dispuesto a protestar
dependiendo de los temas específicos.
Al final,
la imagen de progreso de nuestro país nos ubica de nuevo en circunstancias de
pesar; Se está acumulando un déficit fiscal importante que
requerirá mas impuestos; los productores agropecuarios están quebrando
aceleradamente; los comerciantes pegan el
grito al cielo diariamente; los precios
de los combustibles son manipulados y subidos cada día; la justicia solo existe para la oposición; en el
exterior se condena a los criollos con el cierre de las oficinas de la JCE porque no ganaron la elecion del 2012.
La
debilidad de un imaginario que arrope la idea de que las cosas marchan a mejor
son sustituidas por la desconfianza y la realidad de una distribución injusta
de la riqueza, de una institucionalidad resquebrajada y débil, de una
corrupción galopante que la democracia realmente existente no puede enfrentar.
La
austeridad del gobiernos es una mentira más. La democracia necesita una virtud:
la confianza. Sin su construcción, no puede haber una auténtica democracia.
Los datos
que muestran los deterioros de nuestro sistema de representación son llamadas
de alerta que no deben dejar de escucharse, detrás de ellos, una demanda social
debe ser escuchada y atendida antes que los problemas nos rebasen del todo.
SeguimosJuntos!
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