Hemos llegado lentamente al mar de la felicidad peledeista:
El terror general
Por: CARLOS OGANDO | Presidente Región Manhattan Norte, PRM, New York
Lo que es seguro, contante y sonante, sin importar la data espurea que recibe la nación, ni las cifras sociales falsas que circula la propaganda oficial, es que la calidad de vida de los dominicanos se ha deteriorado tanto que ni Snowden la quiere.
Es preferible cruzar el canal de la mona en yola hacia Puerto Rico, sin duda. Se vive mejor allí o en Panama, España, USA, Venezuela, o cualquier otro país.
Mientras, los dominicanos, abrumados o estoicos, deambulamos en estado de terror permanente. Para pobres y ricos la muerte en Dominicana está al doblar la esquina. Circulamos bajo asecho latente, subversivo; entre asalto y emboscada.
Una guerra soterrada de pandillas múltiples, apocalípticas. En el poder una pandilla fracturada en múltiples facciones interna produciendo pandillas externas. Pandillas burocráticas cayéndole a mordidas a los ciudadanos, impidiendo toda empresa de progreso y bienestar. Pandillas en los partidos de oposicón mayoritario para evitar su unidad. Pandillas motorizadas, miles, acosando a peatones y choferes; agregándose repentinamente para delinquir o, simplemente, por solidaridad automática. Pandillas de ladrones, de sicarios, jueces, militares, policías. Pandillas.
¿Quién es quién? No lo sabes. Ni siquiera sabes quién es tu enemigo. Todos, parece. Si tu vecino es una amenaza, no hay barrio; y si no hay barrio no hay felicidad social.
De los países sortarios en el mundo, de esos que han tenido los dones divinos de recursos naturales, República Dominicana tiene los más insensatos gobernantes. En vez de aprovechar los talentos y recursos, los regalan, se lo roban y desbaratan para destruirse a sí mismos.
Es algo raro, si se piensa. ¿Cuál puede ser el gusto de ocuparse sólo de producir un constante y creciente malestar general? Hemos llegado lentamente al mar de la felicidad peledeista: El terror general; con un bonus, un enigma: ¿Acaso no era el país con los mayores recurso, con la mejor economia y con un slogan Es pa`lante que vamos?
Es algo raro, si se piensa. ¿Cuál puede ser el gusto de ocuparse sólo de producir un constante y creciente malestar general? Hemos llegado lentamente al mar de la felicidad peledeista: El terror general; con un bonus, un enigma: ¿Acaso no era el país con los mayores recurso, con la mejor economia y con un slogan Es pa`lante que vamos?
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